La nueva "sección" (si es que así le podemos llamar) tratará sobre historias de terror o tragedias para que ustedes, (los lectores) experimenten el miedo o la tristeza, que alguien experimentaría en una pesadilla brutal, donde se violan a su madre (spoiler ¡JA!)...
Esta será una historia de la cual no sabremos (ni yo) que sucederá exactamente en ella, pero que pensando a futuro se ve un camino tétrico y desilusionado.
Fue inspirada en una de mis desgraciadas pesadillas.
Generalmente hablando: será una historia, que tratará de una infame vida de un joven, que vive entre caníbales.
Relatando lo sucedido, varios actos, varios problemas de los cuales deben asumir sus consecuencias.
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La sangre corría por la mesa y caía sobre la baldosa
sucia: como una cascada y formando así un rio pequeño de sangre en los límites
de las cerámicas, que se estancaba por el polvo acumulado en la zona, sangre aquella que surgía y alguna vez nació
de mi madre. Aquella sangre volátil que
fluía por el comedor, y aquel señor que se abastecía de esa misma.
¡Que llenaba sus deseos con esa misma sangre y con su carne que la despedazaba a mordiscos!
Aún la mujer seguía viva, y al hombre le producía un
dolor enorme en varias partes de su cuerpo. Ella cedió a la muerte cuando ya pocas sus partes más
importantes del cuerpo estaban mutiladas.
¡Pero el salvaje no paró!, le cortó sus brazos y los desmembró
mientras reía, como si ella aún estuviese viva.
Y vi, como él se llenaba de placer con el cuerpo muerto de mi madre
Oh señor, ¿Por
qué me haces esto?
¡¿Por qué tiene
que alimentarse de su sangre y de su cuerpo?!
¿Por qué tiene
que ser como tu hijo? Señor.
Su familia se acercó, y vieron el cuerpo de mi madre en
la mesa, como si fuese una carnicería, y pusiesen el cerdo muerto en la mesa,
para proceder a cortarlo. Todos se sentaron en sus respectivas sillas.
La luz que producía la única bombilla de la sala hacía
que las sombras de los victimarios fuesen enormes, como si de verdad fueran
gigantes.
El hombre que parecía ser el dueño del hogar puso sus
manos en forma de oración.
-Señor, por favor bendice estos alimentos, que fueron
otorgados por ti, y que te agradecemos. Haz que esta carne, y esta sangre, nos
bendiga a nosotros, como la de tu hijo, que murió por nosotros.-
Y entre todos pronunciaron: -Amén-
Sus enormes manos tomaron de nuevo el cuerpo, ya profanado
por uno de ellos, mordiéndolo y cortándolo con sus dientes, sin necesidad de
cuchillos. Se peleaban por los muslos, y parecían una familia normal. Me
producía un miedo terrible.
Sus ropas manchadas con la sangre que aún emanaba el cadáver y en el suelo se formó un charco
de sangre, una delicia desperdiciada para ellos.
Cada uno (y cada una) de ellos, al hacer un agujero
profundo en el cadáver, dejaron de comer, y sacaron sus miembros, frotándolos
en las heridas que dejaron y mientras hacían eso, chorreaban orines de sus
órganos desaseados y peludos, “forrados”
de sangre y otros fluidos.
Vaginas, penes, y uretras por todos lados. Violaban el
cuerpo sin vida de mi madre. Después de un corto tiempo, los (otros) fluidos
llegaron. El semen que se corría entre las caderas y brazos de el cadáver y se
resbalaba, espeso, hasta el comedor. Uniéndose con la sangre ya derramada de
aquél cuerpo que empezaba a emanar olores desagradables, vomitivos. Y por lo
que sus caras hacían parecer: lo disfrutaban como si fuera un perfume nuevo.
Continuaron comiendo del cadáver, lleno de fluidos
voluptuosos, mientras gemían el
nombre de Dios, en vano.
¡Ellos no aman a Dios y al prójimo!
¡Ellos no son seres humanos!
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Unrecth
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