Mentiras y engaños. Chapter 2

Hey, que hay. Este es (como veran) es mi segundo capitulo, espero que dejen comentarios y que les guste. Le doy gracias a las personas que me apoyan siempre. Espero que no sea muy corto...
Estaba ella a mitad de la noche, meditando en las palabras de aquel hombre que amó y… aún amaba en lo más profundo de su ser; estaba arrodillada en el piso con un antiguo álbum de fotos. Lo abrazo, era lo único a que aferrarse en estos momentos; al abrirlo rememoró momentos que le resultaban muy dolorosos.

Un llanto la sacó de sus pensamientos.; se levantó rápidamente corriendo hacia la habitación continua.

–No llores más, estoy aquí. –dijo meciendo a la niña, recordando la vida que pudo tener o… la que podría tener al lado de su padre, el verdadero, Nicholas.

Tal vez, solo tal vez estar lejos de su madre haría mejor su vida. Aunque la vida de la madre seria todo un caos sin lo único que la sostiene a la tierra.



Una hora más tarde se encontraba en la sala, sentada en uno de los sillones con un vaso en una mano y una botella de ron medio vacía en la otra; lleno el vaso y dejo la botella en una mesita, se levantó y se dirigió hacia un espejo de cuerpo entero. Se miró de arriba abajo varias veces.

–Eres una basura –se dijo –mujeres como tú no deberían existir. –repitió lo mismo que le dijo él en su último día juntos, cuando se fue azotando la puerta tras él desapareciendo en la densa oscuridad para no volver más.

Cerró los ojos y se visualizó ella mismo en el antes y el ahora, había mucha discrepancia; luego, se visualizó el antes con la niña y el ahora, sin duda prefería la de antes. Rompió en llanto y haciendo que el vaso que tenía en la mano callera, rompiendo contra el piso.

Se dirigió a su cuarto en silencio sin despertar a Estefan dormido en la cama. Agarró el teléfono y marcando el número que tantas veces había marcado.

– ¿Quién llama a esta hora? –pregunto Nicholas somnolientamente molesto, ella sonrió visualizando su cara en estos momentos Cuanto lo extraño se dijo a sí misma.

–Soy… yo– se golpeó mentalmente. Después de tantas llamadas es obvio reconoce tu voz, estúpida. Casi lo sentía rodando los ojos. – Te la puedes llevar mañana…–dijo cambiando su voz más seriamente. –en la noche estará lista, para que la lleves. –dijo con mayor nerviosismo.

– Eres tú, Bella. –dijo el en modo de afirmación. – Tomaste ¿verdad? ¿Estas segura de lo que hablas? –pregunto preocupado, nunca dejaría de preocuparse por ella.

–Claro que si estoy segura. Quiero que ella tenga lo que yo no pueda darle.

–Mmm… –dudo él. Ella suspiro frustrada.

–Los borrachos siempre decimos la verdad. –Nicholas sonrió recordándola, recordando la promesa que se hizo aquel día “Nunca más pensar en ella”.

–Entonces, mañana pasare por ella a las 8 p.m. en punto. – Josefina sollozo, sabiendo que perdería a su hija. –No llores. –le calmo. –Podrás visitarla cuando quieras.

–Gracias, no sabes cuánto te lo agradezco.

–Siempre y cuando estés sobria. –le advirtió, sería difícil pero lo haría por su hija… y por el para demostrarle que podía cambiar.

Nota: Las palabras en cursiva son los pensamientos de los personajes. Pero yo se que se habran dado cuenta, tan solo era para aclarar.

Didyme...

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